AVISO IMPORTANTE

AVISO: Las informaciones contenidas en este blog pueden desentrañar importantes aspectos del argumento, incluso del final de la película en cuestión.

lunes, 12 de enero de 2009

Cashback y Tres minutos (jugando con el tiempo)

En estas fechas siempre me pasa. Pienso "otro año". Cuando era niño de unas navidades a otras, de un verano a otro, de un cumpleaños a otro... mediaba una eternidad y ahora el tiempo se me pasa volando. Ya sé que no soy original y que eso nos pasa a todos los que tenemos "una edad", pero cuando pienso en ello no puedo dejar de sorprenderme.

Todos hemos experimentado lo rápido que pasa el tiempo cuando estamos haciendo algo divertido y lo lento que transcurre cuando nos estamos aburriendo. Pero de un año a otro hay muchas situaciones aburridas y divertidas, además recuerdo mi infancia como bastante entretenida. Entonces ¿por qué los años de antes parecen más largos que los de ahora?.

Evidentemente en nuestra percepción del tiempo influyen muchos factores, algunos desconocidos y otros que simplemente intuimos.

Meditando sobre todo esto recordé dos películas que había visto hace poco. La primera es "
Cashback", del británico Sean Ellis. Es la histora de Ben (Sean Biggerstaff) un joven estudiante de bellas artes que padece insomnio desde que le dejó su novia. Para llenar sus noches entra a trabajar en un supermercado nocturno y allí coincide con otros empleados que utilizan distintos recursos para hacer más llevadero el pesado horario de su turno.

A Ben también se la hace muy duro, sobre todo al principio. Como él mismo dice: "Llevaba dos semanas sin dormir. Pasaba de la imaginación a la realidad como si el mando a distancia de la vida estuviera en pausa."

Así acaba desarrollando su propia táctica para vencer el aburrimiento. Imagina que puede parar el tiempo.



Entonces él puede recorrer la realidad pausada y modificarla a su antojo para recrear la belleza que plasma en su dibujos. Ese es su secreto.

La otra película a la que me refería es la argentina "Tres minutos", de
Diego Lublinsky. En ella llegamos a una situación similar por un procedimiento totalmente distinto. El protagonista, Alex (Nicolás Pauls), es un periodista televisivo y tiene que acostumbrarse a decir muchas cosas en poco tiempo, por lo que empieza a ingerir una misteriosa sustancia que le acelera. Pero "pronto", instigado por Ana (Julieta Zylberberg) una joven estudiante de piano, se percata de que si ingiere más de la cuenta, se acelera tanto que es como si los demás quedasen congelados. Al final el efecto es el mismo que para Ben en Cashback, se detiene el tiempo.


Pero aquí el juego con el tiempo es más "relativista". Alex y Ana envejecen considerablemente mientras están acelerados, tanto es así que los demás no les reconocen cuando coinciden "al mismo tiempo". Sólo ellos comparten su realidad y viven una tierna historia de amor mientras los demás permanecen estáticos a su alrededor.

Todo esto es evidentemente una alegoría romántica sobre cómo viven el paso del tiempo dos enamorados, pero nos sirve para reflexionar sobre qué es el tiempo y cómo lo percibimos.

En realidad vivimos siempre en presente, podemos recordar el pasado e intentar prever el futuro, pero nada más. El que el tiempo sea una dimensión es algo que raya con la ciencia ficción. El espacio sí que lo es y nos podemos mover de un punto a otro en él. Pero no podemos movernos por el tiempo. Siempre estamos en presente. Decimos que la tierra tarda veinticuatro horas en dar una vuelta sobre sí misma y que una hora tiene sesenta minutos y a partír de ahí hemos creado toda una serie de unidades para medir lo que tardamos en hacer las cosas, pero poco más podemos hacer con el tiempo.

En fin, me estoy poniendo muy filosófico y lo que pretendo es tratar más de la percepción psicológica del tiempo. Mirad entonces lo que le dijo
David Eagleman a Eduard Punset en el programa Redes.


¿No es maravilloso nuestro cerebro?. No sólo es capaz de modificar la percepción del tiempo según las circunstancias sino que además es capaz de sincronizar los acontecimientos haciéndonos más llevaderas la leyes físicas. Que extraño sería ver hablar a alguien sin que su voz coincidiese con el movimiento de sus labios, en cambio eso ocurriría si nuestro cerebro no se encargase de realizar la correspondiente sincronización y eso, como hemos visto en el reportaje, sólo es un ejemplo.

Y es que si sólo percibiésemos el mundo tal y como es físicamente viviríamos una realidad muy cruda que nuestro cerebro se encarga de suavizar. Y lo hace engañándonos ligeramente, jugando con todos los estímulos que nos llegan a nuestros sentidos para priorizar los más relevantes.



Por un proceso semejante al que modula la percepción de los estímulos relevantes también se ve afectada la percepción temporal de los acontecimientos, ya que contamos con una serie de relojes internos que adelantan o atrasan según la importancia de los acontecimientos, así que esas circunstancias influyen en "nuestro tiempo". Es como aquello de que el proceso de medida influye en lo que estamos midiendo, pero al revés.


Y no sólo cambia nuestra percepción del tiempo, la memoria también nos hace trampas respecto a las cosas que recordamos. Los espacios y sucesos de nuestra niñez parecen que están medidos con otras unidades.

Que curioso también esto del efecto reminiscencia. Me hice la pregunta a mí mismo y el suceso de relevancia mundial que más me había impactado entre los que recordaba fue la caída del "
Muro de Berlín", que ocurrió cuando yo tenía bastantes más de veinte años... ¿será que yo no tengo el efectito ese?. ¿Lo tienes tú?.

Bueno, que a esto ya le hemos dedicado demasiado tiempo. No he encontrado referencias sobre "Tres minutos", pero si quieres que te avisen cuando emitan "Cashback" por televisión pulsa este
enlace y pulsa en el nombre para ver los programas de Redes.

Saludos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails